martes, 3 de mayo de 2011

EVOLUCION

La Musica en la
Prehistoria




Cuando el hombre, fascinado o aterrorizado por los fenómenos naturales que le circundaban, quiso exteriorizar sus sentimientos o intentar propiciarse fuerzas hostiles, lo hizo sirviéndose de la voz y de los movimientos del cuerpo acompañados por los sonidos producidos por los pies al golpear el suelo y por las manos al chocar entre sí o contra otras partes del cuerpo. Estas fueron las primeras danzas y las primeras músicas instrumentales. Aunque pueda parecer exagerado atribuir categoría de música a simples golpeteos, los relatos de antropólogos, viajeros y exploradores que han podido observar de cerca las danzas de los pueblos primitivos actuales dan cuenta de la gran variedad de verdaderos efectos musicales que se pueden obtener por medio de la sencilla acción de golpear el suelo o esta o aquella parte del cuerpo, según la técnica empleada.

No hay duda de que los primeros objetos sonoros usados por el hombre estuvieron también estrechamente unidos al cuerpo: cinturones, delantales sonoros, collares de conchas o de cáscaras duras, brazaletes para brazos y tobillos, rodilleras, etc. Todos ellos, objetos que, animados por el movimiento del cuerpo, producían la música de acompañamiento a la danza que se ejecutaba.

Muy pronto, sin embargo, el hombre prehistórico descubrió que algunos de sus utensilios y amas al ser golpeados, frotados, pulsados o si se soplaba en su interior, producían sonidos variados sumamente sugestivos. El paso siguiente fue dejar de adaptar utensilios ya existentes a la función de producir sonidos y fabricar otros, destinados especialmente a tal fin: los instrumentos musicales.

Historia

El cuerpo humano, generando sonidos por medio de las vías aéreas superiores vocales y percusivos, fue, probablemente, el primer instrumento. Sachs1 y otros han especulado sobre la capacidad del Homo habilis de agregar sonidos de modo idiofónico a impulsos de expresión emocional motriz como la danza, empleando diversos medios como piedras, troncos huecos, brazaletes, conchas y dientes de animales.

Nefertari tocando un sistro (templo de Abu Simbel.)
Excavaciones arqueológicas y demás han encontrado aerófonos de filo (flautas) de hueso de treinta mil años de antigüedad. Resulta evidente que algunos aerófonos producen sonido por la acción natural del viento (sobre cañas de bambú), ofreciendo el fenómeno sonoro al observador casual. Asimismo, otros aerófonos como los cuernos de animales, por el volumen de los sonidos producidos, pudieron ser y fueron empleados como instrumentos de señales sonoras para la caza. La gran cantidad de instrumentos musicales de viento, cuerda y percusión encontrados en excavaciones arqueológicas de todas las grandes civilizaciones antiguas y la extensa documentación pictórica y literaria coinciden con la gran importancia que la música ha tenido siempre para el ser humano. En tiempos del Egipto ptolemaico, el ingeniero Ctesibio de Alejandría desarrolló el órgano hidráulico o hydraulis, destinado a producir melodías con gran volumen sonoro, que podía ser empleado en funciones circenses al aire libre.

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